Desde su campaña presidencial Cárdenas había
delimitado el perfil del maestro de la educación socialista": El maestro
revolucionario debe ser líder social, consejero, orientador, no solo debe
enseñar a leer y a escribir, sino mostrar también al proletariado la manera
de convivir mejor, de crear una existencia más humana y más justa".
A partir de 1935, la Escuela Nacional de Maestros introdujo el socialismo en
sus programas a través de una serie de nuevas cátedras, las asignaturas se
organizaron en tres grandes núcleos: naturaleza, trabajo y sociedad.
En 1936 el consejo técnico de la Escuela Normal de maestros declaró ser
socialista, según los fundamentos científicos, técnicos y objetivos señalados
por el marxismo, y elegía al materialismo dialéctico como método.
Una comparación entre el plan de 1925 y el de 1935 rebela cambios
considerables ya que los programas incluían materias con tinte socialista.
Por ejemplo Teoría del Cooperativismo, Arte y Literatura al servicio del
Proletariado, Legislación Revolucionaria. Para los maestro rurales en
servicio se aplicaron otros procedimientos como las misiones y orientación
socialista.
En las escuelas regionales campesinas que se
multiplicaron en el sexenio Cárdenista su labor fue más sistemática; en ella
se prepararon maestro rurales con conocimientos prácticos de agricultura y
oficios rurales.
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